viernes, 18 de noviembre de 2011

4 - Rahotep y Nofret



Estas esculturas pertenecienten al Arte Egipcio, se ubican en la Dinastía IV del Imperio Antiguo (2660-2180 a.C // Dinastía III-VI).
La estatuaria privada se esforzó en captar la vida e incluso el movimiento de los personajes reproducidos. Durante la Dinastía III las estatuas son aún sumamente rígidas, pero a partir de la IV logran ya una perfección llena de vida.
Estos dos personajes que analizo son un matrimonio, él parece que fue sacerdote o tuvo parientes sacerdotes. Aparecen sentados, muy derechos, pegados al sillón por la espalda y todo el cuerpo, formando, de este modo, ángulo recto con el asiento. Presentan los tobillos anchos propios de la época antigua.

Muestran unas características muy importantes:

- Son figuras muy simétricas.
- Tienen el tórax bastante marcado.
- No miran nada concreto.
- Llaman la atención por el detallismo, es muy parecido a la realidad.
- En la mujer representa el tipo de vestimenta pectoral-collar ancho al cuello, diadema que le sujeta la peluca.
- Ella es más pálida, ya que tener la piel blanca era la moda femenina.
- Él de aspecto más moreno. También puede verse como un intento de transmitir que el hombre siempre estaba más expuesto al sol aunque hay otras hipótesis donde existe la posibilidad de que él fuera de otra región y por eso cambia el tono de su piel.

 En cualquier caso, el tratar de reflejar esa diferencia ya es todo un adelanto para esta época.
- Tienen los ojos de cristal que le da el brillo y hace que la mirada parezca de verdad.
- Podemos observar la ley de la frontalidad en las esculturas, algo que caracteriza a toda la escultura egipcia.












                                                                                                                     Sobretodo es muy interesante el intento de acercamiento a la realidad.  En cualquier caso, indiscutible es el gran impacto visual que nos producen ambas figuras.
El hombre lleva bigote, pero en aquellos tiempos las caras iban rasuradas y si llevaban barba era postiza. Pudiera ser que el autor la puso para captar la atención.

Hay unas características generales que se repiten en casi todas las esculturas de esta época:

- Las esculturas son inexpresivas.
- Tampoco miran nada en concreto, simplemente miran al frente.
- Con estas características parecen más irreales, tienen poca naturalidad y presentan gran rigidez en las figuras, todo esto es por la ley de la frontalidad. Son muy hieráticas y al mismo tiempo esquemáticas. 
Las características que definen a los egipcios en sus representaciones no es un signo de torpeza, pero ellos respetaban las normas y tal cual lo mostraban.
- Hombros anchos, y todo el cuerpo excesivamente marcado.
- Presentan la mano pegada al asiento y para dar la sensación de movimiento levantan un poco el brazo. En Rahotep y Nofret, las manos están pegadas al tórax y sólo levantan del codo hacia arriba. Son muy herméticos.
- En las mujeres se conoce la técnica de los paños mojados. Vestido fino, es tan fino que la anatomía se le señala. Ese traslucir al exterior y parecer que están desnudas es muy típico de las esculturas egipcias femeninas.

- Se utilizaron materiales de dureza para garantizar la conservación. Esta es de caliza pintada.
- Intentaban reproducir las formas humanas de una manera muy simple.

Los egipcios y su arte son símbolo de eternidad, de ahí sus colosales tamaños y su robustez para que permanezcan "vivas" por los siglos de los siglos.









martes, 8 de noviembre de 2011

3 - La urraca




Obra de Claude Monet (1840-1926). Su estilo es Impresionista. Es un óleo sobre tela, con unas medidas de 89cm x 130 cm. Se encuentra en el Musée d'Orsay, París.
Monet sólo tenía 28 años cuando realizó esta obra maestra. La pintó durante el invierno de 1868-1869, aprovechando una estancia cerca de Étretat, en Caux.
Un estudio en profundidad dejó entrever en la tela un primer esbozo de otro cuadro, lo que permitió poder fechar La urraca con gran exactitud.
Una simple urraca en un paisaje invernal: en unas cuentas pinceladas y con poquísimos colores, el maestro de la luz refleja en esta obra toda la magia del invierno.
El pintor juega con la sombra y la luz sirviéndose de una gama de colores reducida a la mínima expresión: blanco, negro, marrón y azul. Un ejercicio peligroso, pues Monet expresa las distintas densidades de la nieve con efectos de blancos puros o menos coloreados, que confieren al conjunto una luminosidad excepcional.

La quietud que emana del cuadro no sólo depende de su tratamiento cromático, sino también de su rigurosa composición. El pequeño muro, divide la tela en dos partes: por un lado, los tejados y el cielo y por otra, el campo de nieve y la sombra que se perfila. Esta horizontalidad queda compensada por la vertical de los árboles, y sólo la urraca aparece descentrada y se inclina, como para quebrar este acuerdo demasiado perfecto.
Fue pintada cinco años antes del nacimiento oficial del Impresionismo. Fue vetada en la exposición de 1869 como: ¡demasiado innovador!
La urraca, auténtica protagonista del cuadro, quebrando el rigor de la composición.


jueves, 3 de noviembre de 2011

2 - Plagio de Velázquez

Plagio Velázquez
Kaulak, 1904
En el siglo XX aparece en España una corriente fotográfica que se conoce como Pictorialismo.
La fotografía pictorialista lo que hace es adornar. Hay una puesta en escena o retoque posterior a la fotografía que la acerca a la pintura, de ahí su nombre.
Ese movimiento se desarrolla en Europa en el siglo XIX, pero a España llega un siglo más tarde.
Se escenifican temas de contenido histórico, alegórico, mitológico y libresco. Se dijo que las primeras fotografías de este tipo, tenían la nefasta tendencia de <construir> fotografías en lugar de tomarlas. Para ello, los autores no encontraron medio más adecuado que elegir temas artísticos, trascendentes o edificantes, y de este modo, buscar los modelos más apropiados para representar a sus personajes, disponerlos teatralmente en el contexto de una escenografía ampulosa y recargada.
Káulak, seudónimo de Antonio Cánovas del Castillo, es el autor de la fotografía que lleva por nombre "Plagio de Velázquez", fechada en 1904. Donde se revive el cuadro del mencionado pintor. Un plagio que anunciaba otros posteriores.
En aquella primera oleada pictorialista española fue fundamental el papel jugado por la Real Sociedad Fotográfica de Madrid.
La mayoría de los miembros de aquella generación de pictorialistas trabajaron con las técnicas pigmentarias, introducidas en España desde el año 1900. (Goma bicromatada, aceites y tintas grasas...)